El mejor whisky puede variar según el criterio de los expertos, pero marcas como Macallan, Glenfiddich y Ardbeg suelen liderar las listas gracias a su equilibrio y complejidad en sabores. Cada una de estas marcas tiene whiskies con diferentes matices, por lo que depende del tipo de sabor que prefieras.

La diferencia principal está en el origen. El «whiskey» se refiere a la bebida producida en Irlanda o Estados Unidos, mientras que «whisky» suele usarse para la versión escocesa y de otros países. Además, el proceso de destilación también puede variar ligeramente, lo que afecta el perfil de sabor final.

El whisky está hecho de cereales fermentados como la cebada, el maíz o el centeno. El tipo de grano y el proceso de destilación afectan directamente a su sabor, otorgándole notas ahumadas, dulces o especiadas. El envejecimiento en barricas también juega un papel crucial en la complejidad de los sabores.

El whisky de malta está hecho principalmente de cebada malteada, mientras que el whisky de grano puede usar otros cereales como el maíz. Los de malta suelen ser más complejos y ricos en sabor. Por otro lado, los whiskies de grano tienden a ser más ligeros y se usan comúnmente en mezclas.

Depende del gusto personal. El whisky escocés tiende a ser más robusto y ahumado, mientras que el irlandés es más suave y ligero en boca. Ambos tienen una rica historia de destilación, por lo que probar ambos es la mejor manera de encontrar tu preferido.

Para disfrutar del whisky, se recomienda servirlo en un vaso ancho, oler los aromas antes de beber y tomar pequeños sorbos para apreciar su sabor y complejidad. A algunos les gusta añadir una gota de agua para abrir los aromas, pero esto depende del gusto de cada uno.

Un whisky generalmente se considera de calidad cuando ha envejecido al menos 12 años, aunque algunos whiskies excepcionales pueden haber madurado hasta 25 o más años. El tiempo de envejecimiento influye en la profundidad de los sabores y en la suavidad del whisky.

Marcas como Glenfiddich, The Macallan y Yamazaki son conocidas por producir algunos de los mejores whiskies del mundo, reconocidos por su sabor y calidad en el proceso de elaboración. Cada una de estas marcas tiene su propio enfoque, ofreciendo una amplia gama de whiskies para diferentes paladares.

El precio de un whisky depende de su tiempo de envejecimiento, la calidad de los ingredientes, el proceso de destilación y, en muchos casos, la reputación de la destilería. También puede influir la cantidad de producción, ya que ediciones limitadas suelen ser más costosas.

Para los principiantes, se recomienda comenzar con whiskies más suaves como el irlandés Jameson o escoceses como Glenlivet, ya que son fáciles de beber y apreciar. Estos whiskies tienen perfiles de sabor más accesibles, perfectos para quienes se están iniciando en este mundo.